(parte de un ensayo de Martin Hopenhayn)
Primero, la creatividad es voluntad de experimentación que combina la fuerza expansiva con la originalidad intensiva. Segundo, en esta imagen del artista se cruza el hito de lo inédito con la recurrencia del crear. Tercero la creatividad es diferenciación por cuanto pone un objeto fuera del campo de lo previsto; y es expansión por cuanto abre dicho campo a lo nuevo. Y cuarto, en este punto no importa tanto la obra de arte sino la vida como campo de estetización, vale decir, la existencia misma del sujeto como incesante acto de diferenciación y autoproducción.
¿Qué significa la vida como obra de arte? Apertura para experimentarse, recurrencia creativa que encarna en los giros de la propia biografía, poder para redefinirse y reinterpretar el mundo en la misma jugada. El pensamiento perspectivista vuelve a dar aquí con otro leitmotiv modernista, a saber, la confluencia entre vida libre y vida-como-arte, pluralismo interpretativo y riqueza expresiva, intensidad y sensualismo. Del esteticismo de Baudelaire al de Marcuse, la vida como explosión de formas y miradas se opone a la ratio como principio organizador de la vida social. El valor de la emancipación va asociado a una cierta exuberancia de la resignificación. Y este desborde de sentido afecta tanto al mundo como a la propia subjetividad que busca autoproducirse.
La voluntad se define a medias por su potencia productiva, a medias por su derroche de creatividad.
Volvemos al punto anterior: el perspectivismo oscila entre la relativización del sentido y la proliferación de sentidos, entre el descentramiento y la singularidad, la crítica y la creatividad. Afirma la voluntad a través de esta singularización, crea una diferencia a partir de este impulso que provee el desplazamiento de la mirada. La diferencia, a su vez, tiene también una doble cara: como acto por medio del cual fisura la identidad -y en esta fisura va el dolor, pero también una descomprensión; en la pérdida de consistencia-; y como forma de ejercer, en el espacio abierto por la misma fisura, la plasticidad para instalar otra cosa. Mediante esa doble cara el perspectivismo establece otro doble movimiento: liberar la subjetividad de un eje único, y hacer de este descentramiento la fuente de movilidad para la autoproducción de la voluntad. Un déficit de ubicuidad remata en un superávit de desplazamiento. En esta sobreabundancia el espacio se distiende y la voluntad encuentra la expansividad que necesita para reinterpretarse. Cuanto más se libera de un eje, más puede recombinarse.
Tal como en el devenir lo único fijo es pasar, en el mundo como interpretación los únicos hechos son, a su vez, lecturas. La libertad de la voluntad adquiere la forma de potencia interpretativa y descubre, a la vez, que todo es configurable por nuevas interpretaciones. Si el perspectivismo es la traducción del devenir a la voluntad subjetiva, esta voluntad es libre salvo para detenerse. No tiene el poder de elegir entre desplazarse o dejar de hacerlo,.sino la potencia para desplazarse en movimientos distintos, cambiar al interior de un ser en que todo es de por sí cambio. El perspectivismo es así espacio del devenir en el sujeto: replica el devenir del mundo en una subjetividad que se reposiciona sin cesar. Pero también potencia el devenir del mundo con el desplazamiento en el mirar. No es, pues, indiferente al mundo la opción del intérprete. Por el contrario, el perspectivismo intensifica el devenir de ese mundo con el movimiento de la interpretación. Pero el perspectivismo potencia el devenir de manera elíptica, porque en tanto devenir traducido a la subjetividad, es siempre paradójico. A diferencia del devenir del mundo que nunca mira hacia atrás, el sujeto que asume el perspectivismo refluye sobre sí, se mira a sí mismo, remonta sus propias miradas hacia adelante y hacia atrás. Su forma de romper es siempre relativa, pero al relativizar rompe con incomparable radicalidad. De una parte el perspectivismo es irreversible como fractura de todo juicio absoluto, vale decir, constituye un salto del león al niño que marca la imposibilidad de una vuelta atrás. Pero en tanto perspectivismo no puede descartar el retorno ni consagrar un giro definitivo tampoco, y tiene que pensarse como un ir y venir entre la crítica y la afirmación, entre la historia y su recreación, y entre la expansión y el descentramiento. Es contradictoria en el perspectivismo una ruptura definitiva con la historia y, paradójicamente, el perspectivismo es la ruptura más radical con el logos moral-metafísico que se impone en la historia. Tratándose del perspectivismo, para profundizar su ruptura con la metafísica debe ser siempre parcial en sus cortes. Lo definitivo le es ajeno por definición y por lo tanto en su seno deberá imponerse la visión relativa de los cambios y recurrente de la historia. Los cambios que propugna son relativos por cuanto no pueden imponerse como interpretaciones únicas del cambio: hay tantos devenires como miradas posibles.
7 comentarios:
He estado unos días sin pasar por aquí (culpa del reloj que solo tiene 24 horas) y veo que me he perdido mucho, así que voy a recuperar el tiempo.
Besos
mantiene a cada uno en sus visiones que por momentos se chocan o entrecruzan, con una relativa posibilidad de cambio e intercambio.
Te leo ¡muy complicado para mi mente absurda!te leo ¡me quedo con trozos absolutos!te leo ¡si los junto me quedo absurdo en un mundo absoluto!
Un saludo.
Sí, todo es relativo...
Veo que variaste el formato del blog, la verdad es que creo que se mueve mejor un@ por aquí, sí.
El Estancialismo deriva del perspectivismo ultralógico. Nietzsche poco o nada pudo desarrollar respecto al relativismo de la física, ya que es un pensador muy anterior a Einstein. Por tanto, es indiscutible, que el fundador del perspectivismo, se lo debemos en exclusiva a Ortega, que de modo pionero, lo "pone sobre la mesa" del campus filosófico.
El Estancialismo (y yo como fundador), lo que hace es transformar este subjetivismo físico perspectivista, en parafísico y antilógico; estableciendo una de las primeras críticas metalógicas de la Razón, que la pone, por tanto, en "pista de pruebas".
Por que el Ser no puede explicarse "sólo" por la Razón, sino por la Sinrazón, y por la "Razón y la Sinrazón"; es decir, el Ser en un Estante, qu7e se debe a su estancia de relación...
Un saludo. F.J.G.M.
Espero que haya más noticias del estancialismo... no te pierdas tanto... que tengas un buen año.
Salud...
Y TÚ NO ESTABAS
Solo..., sin nada..., miré las montañas,
cuando pensé en la lejana hermosura,
por abrazar tu perfecta cintura...,
aunque no estabas.
Solo..., sin nadie..., esperé al Alba
los limpios brazos que dan tu ternura,
y en malos ratos quedé en mi amargura
porque no estabas.
Al fin..., logré recordar tus miradas,
cuando asomaban los cortos destellos,
entre los olmos..., los rayos más bellos,
donde no estabas.
Y oí...., las frescas mañanas pausadas,
de los más raudos y tristes hirundos,
como las voces que anuncian al mundo
que tú no estabas.
Libando las flores..., las tiernas malvas,
como los labios que dieron tus besos,
entre los más suaves pétalos densos....,
mas tú no estabas.
Con los perfumes que abrieron los auras....,
por evocar tu presencia cercana,
y descubrir, con profunda desgana,
que aquí no estabas.
Buscando en el mar las cálcicas valvas,
donde encontrar tus dos ojos de nácar,
y comprender, desde mi pobre hamaca,
que allí no estabas.
. . .
Quedando las olas..., la luz..., las algas....;
bajo las aguas el pelo ondeante,
como sirena coqueta y galante,
pero no estabas.
Solo...., tranquilo....; busqué en la Nada
la ansiada prueba de tu compañía,
perdida huella que en un alma mía,
pensé que estabas.
Solo..., dudando....; creí que llegabas
como una musa que acude a mi mente,
entre la bruma...., preciosa y sonriente,
soñé que estabas.
En la arboleda..., donde te buscaba,
y entre los álamos tú te escondías....,
en las cortezas, lo que allí escribías,
leí que estabas,
En el arroyo...., donde te lloraba,
en la confluencia de nuestras dos vidas,
por el primer beso....,. que no se olvida,
creí que estabas.
Mas tu linda cara nunca la hallaba,
ni en el espejo de los altos lagos,
donde se miran los ángeles blancos....
¿Por qué no estabas...?
Con mis torpes versos, que recitaba,
uno tras otro..., sin ti...., repitiendo...,
ante el silencio... mis frases muriendo....,
pues nunca estabas.
. . .
Ni en las llanuras...., ni en las verdes navas....;
ni en las gargantas..., ni en los valles bajos....;
ni en las cornisas...., ni en los grandes tajos....
¿Por dónde estabas....?
....La brisa leve..., las aguas calmadas....
el prado florido...., la tarde tibia.....,
el cielo radiante...., la cumbre limpia....,
y tú.... ¡Y tú no estabas....!
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