Salir sin compañía por primera vez
A la calle…y así lo hice
Y actualmente con los años
Las mejillas son más duras
Pues ya dejé de ser el niño…
Ellas me refiero a las mejillas
No tienen el color rosa de la ternura
Y soy ahora… el espacio
En blanco para su infinito
Sobre el cual
Las lágrimas
Caen sin dejar alguna signatura.
Ya mi voz también cambió
Tiene ese peculiar aullido Esotérico de la quebrada
Y la sangre
Circula con codicia y más ardiente
Para satisfacer con el placer
Del vino o las mujeres.
Decía mi padre
Y ten paciencia…
No estires demasiado sus cobijas
Pues nunca te llegarán hasta los pies
Sólo su ataúd hijo… sólo su ataúd.
Él tenía razón... en la realidad
Recorriendo sus calles... su sueño lo mató
Pasó el tiempo…
Donde que no tiene…
Hasta llegar a las entrañas
De la razón… o el vacío…
Que chorreándose de negro
Triviales monumentos
En los entornos de la realidad.
Madurar para luego construir
Con sus rotos monolitos
Nuevos nichos para las pupilas
Ya que nosotros…
Quizás podemos entender
Más del odio qué del amor.
De tantas promesas madurar
Sin aburrir…analizar
Los compuestos absurdos de la realidad
Porque ya nada me decepciona
y…
Sí es algún tormento
La expansión de la conciencia… su materia
Que sean las frías perlas de aquel sudor
De las que no se hunden facilmente en las venas…
Y mirar como todo es constante
Indirecta participación
Para crear armas más mortales y más perlas frías
Ahora no de sudor... sino lágrimas de metal
Que matan sin compasión y nos parecen ajenas.
Madurar en el dolor sin derramarlo.
La inocencia se acabó
Nunca fue una buena esclava
Escapó del corazón… y ahora qué nos queda?…
Un argumento para lavar las manos
Qué horizonte de maldad?
Qué crueles años presentes crecieron?
O son… los que siempre tenían que estar
Para notificar de nuestro error mental…
Fueron sin remedio los bloques para madurar…
Y aunque alguien cierre los ojos
El pasado será siempre una ilusión
Que nos hace a todos temporalmente…
Presentes… y así ser los héroes… de todo lo que creímos
Creímos lamentablemente
De lo que nada... en realidad nos hace falta.
Quizás fuimos los verdaderos niños
Abandonados a nuestro destino
A así gozamos de la vida dejando incluso a nuestros o ajenos hijos
La inocencia... apenas abría los ojos a la luz
Miró la desgracia... se dio la vuelta... y murió.
1 comentario:
En verdad es bonita y profunda. Me gusta el interactuar de los tiempos.
Saludos
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